ENCANTO en lo COTIDIANO
Una obra Abierta. Tu vida. Tu arte.
Hace unos días te invitamos a hacer un recorrido juntos. Quiero invitarte a conectar con tu sentir, tomarnos algunos ratitos para ir abriendo espacio a esto. Reconocer algo de lo que sientas o algunos de tus pensamientos y dejante llevar por ello, mientras no perdemos de vista al que observa esto, para así abrirnos al autoconocimiento. Cada uno de nosotros lo puede hacer a su propio ritmo y en su cotidiano.
La propuesta de hoy es que pensemos la vida como una creación, como una obra de arte, como un proceso creativo en el que estamos inmersos, cada uno de nosotros es, desde esta perspectiva, un artista único y singular en su propia vida. Podemos jugar e imaginarnos como artistas que estamos frente a un lienzo en un atril, y tenemos algunas tareas por delante. Podemos disponernos, para lo que vamos eligiendo colores con los que trabajamos en la obra, tonalidades con los que iremos transitando el proceso. Habitualmente iniciamos con alguna intención clara, al menos la de hacer y dejar algo plasmado, algo que será personal y único, significativo para nosotros.
Seguimos jugando con esta idea. todo hemos tenido alguna vez la experiencia de observa y muchas veces admirar la vida, la obra de otra persona. Cuando lo hacemos estamos en ontacto con sentires únicos, entramos en su historia, intuimos algo de su proceso. Al quedarnos cerca de su obra también nos encontramos con las decisiones que ha ido tomando, siempre dentro de su contexto y a lo largo de su proceso creativo. Hoy quiero que nos dediquemos a nuestra obra. A recorrerla, observarla, mirarla de cerca. Sin miedo, como investigadores casi ajenos a ella. Podemos sorprendernos, experimentar iferentes sensaciones, podemos quedarnos frente a ella y admirarla, Simplemente admirarla.
Cuando recorremos una exposición nos damos cuenta que es ilógico comparar obras tan distintas, obras que van siendo gestadas con materiales tan diferentes y diversos en cuanto a su origen. Obras con formas específicas, hasta con propósitos inigualables. Obras que fueron realizadas con elementos y herramientas acordes a la maleabilidad del material, podemos intuir algo el mundo emocional del artista a través de ella. En cada producción se destacan técnicas que el artista elije para su elaboración. El artista convida el mundo profundo de los sentimientos que vive y se activan en su hacer, nos comparte algo de lo que va siendo como artista.
Entonces sabemos que la comparación no tiene sentido dentro del ámbito del arte, por la singularidad de cada producción. De la misma manera podemos acercarnos a nuestra obra, que es abierta, que está en proceso. Estar atentos, cuidarnos y detectar los juicios que nos hacemos, las correcciones. Nuestra vida, nuestro hacer cotidiano, nuestras decisiones y la propia experiencia es de la misma manera incomparable a otra como cualquier obra de arte. Podemos permanecer en silencio, solo observar y aprehender la obra.
Podeos ir tomando conciencia entonces de todo lo que contiene el paso a paso de nuestro vivir, podemos detenernos a admirar nuestra obra como una obra de arte. Iniciar así un camino de comprensión. Resulta interesante darle lugar a las preguntas que nos surjan, acerca de nosotros, de nuestro arte, de nuestra obra. Poner en marcha este proceso para entender qué nos pasa frente a algunas cosas que se presentan, ir comprendiendo cómo se ha ido gestando nuestro estilo para afrontarlas, detectar nuestro modo interpretativo habitual, cómo caemos en la repetición de lo que al mismo tiempo nos hace sufrir. Volver a mirarnos, volver a reconocer el camino realizado es una tarea valiosa.
Podemos admirar nuestra obra, para esto necesitamos detenernos. El arte puede despertar nuestros sentidos y puede llegar a nosotros, puede interpelarnos y conmovernos si entramos en contacto. No será lo mismo dar una rápida pasada por la galería, que ir al ritmo que se merece lo que nos convoca, sumergirnos en una obra de arte merece que nuestros sentidos se abran, que decidamos recibir eso que aparece y dejarnos conmover.
Es un encuentro, un ir y venir de la obra a nuestro sentir y de nuestra experiencia a la obra.
De la misma manera podemos entrar en contacto con nosotros, y estar abiertos. Confiemos en que encontraremos belleza. Observarnos como obra de arte y tratarnos de la misma forma es el desafío. Podemos elegir vivir en conciencia de ir siendo un proceso creativo, con múltiples niveles a observar y con la alegría que nos da estar frente a lo bello. Así merecemos vivir nuestra vida cotidiana, Buscando belleza, estando disponibles a recibir de nosotros mismos lo mejor, quizá lo oculto y perdido, quizá lo olvidado.
Podes volver a mirarte y responder entonces ¿Qué paleta de colores elijo para mi obra?, ¿qué materiales, qué sentires expresa, qué estoy sintiendo ahora al realizarla y al observarla?
¿Qué emociones me acompañan y cuáles se destacan en el proceso creativo? ¿Qué transmite mi obra? ¿Cuál es mi intención?
Anita